¿Qué haces cuando los demás se preguntan por qué aún sigues sola? ¿Qué respondes cuando sugieren ciertos nombres con los que algunas noches juegas en tu memoria?
¿Qué haces si se te presentan opciones convenientes, y puedes llegar a tomar lo que se presente no por convicción u amor, sino porque morías por la presión? Pues, la verdad, tú misma puedes ver alrededor a las que se deslizaron en sus relaciones, olvidando cuentos de hadas, vacilando en cada latido de sus corazones, abriendo hoy su boca contra las que pueden cumplir mejores decisiones y que triste ver tales situaciones.
Puedes también tú, cerrar los ojos, involucrarte en lo conveniente, y perder la aventura, la emoción, el amor tan silencioso que cuando menos piensas llega y sorprende como una exquisita canción de amor. Cualquier momento es conveniente y tú siempre tendrás la elección. Escuchar el ruido de la presión y sus voces o descansar dando vueltas con tus vestido de colores. Puedes planificar con nombres y cambiar tus motivaciones, pero al pasar el tiempo te veras en el circulo de aquellas que observabas quejándose.
Observa, mira detenidamente y contempla, puedes caer en la presión de un mundo que te observa o caminar creyendo y esperando como una bella doncella. Aunque pasen más años mereces una historia más plena, más bella que la que hoy con tus ojos llorosos allá afuera observas.
Abre tus alas, extiende las estacas de tu tienda de acampar y descubre el mundo. Conoce lo que Dios ha puesto en tu corazón y redirige tu rumbo. Camina con tus pies descalzos y escribe en tu diario, es tiempo de contar una historia diferente para ti misma, tu familia y los que te antecedieron antaño.
Y cada vez que pregunten por qué sigues sola muestres tu pasaporte lleno de viajes, vean tu vida llena de deliciosos aromas, de causas, de risas, de propósito y de un rumbo fijo. No basado en la espera de un hombre, sino basado en lo que tu Creador puso en tu corazón, en esa misión, ese rumbo.
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