De pronto todos tus remordimientos se juntan en un sólo momento, aproximación de tan mortífero veneno, pues al expresarte con tu supuesta sinceridad, dejas a muchos doliendo. Es al abrirte y dejarte explotar, porque según tú, así mejor dormirás, sacándolo, diciéndolo, sin guardarlo nunca más, aunque como lava de volcán dejes a muchos heridos con el fin de sentirte menos mal.
No veo tu apariencia, ni la lógica de tus argumentos, veo en lo que dices que tienes miedo, que lloras por dentro, que quisieras una respuesta, pero has pasado por la intersección y no tomaste tu camino, el camino correcto. Veo los golpes de desesperación que tiras, como un boxeador cansado que de tanto caer se levanta sin fuerzas y ya sin aliento apenas camina.
No te juzgo, sólo te observo, cómo fue que caíste de tan gran momento, en qué segundo aceptaste las mentiras que no eras tan bueno, dónde fue que decidiste dejar de escuchar al Maestro, cómo fue que esa pequeña levadura leudo toda tu masa y ahora estas tan lejos, de que tu espíritu despierte dejando el ruido del mundo mantenerte preso.
Arrepiéntete de donde has caído, reconoce que no fue nadie más que las decisiones que tomaste tú mismo, que todos pelearon por su vida y ese disparo contra tu alma no fue de tus compañeros, sino de tu peor enemigo. Observa a los soldados a tu lado y sin culparlos comprende, que no fue que no te protegieran, sino que es tan dura la guerra y cada uno por su misma vida se aferra, que las heridas no hablan de tu derrota, sino que caminabas contra un enemigo feroz que te afrentaba, detente y respira, date cuenta de tu gran arrojo y valentía.
Es tiempo de desintoxicarte de toda mentira, de gritarle al enemigo que hoy se burla de tu vida, escápate como gacela y toma otra vez tu rumbo, porque fuiste diseñado para sentarte a la mesa, no para mendigar las migajas del mundo. Eres un pacto que con sangre en la cruz se pagaba, eres luz, eres una incansable alma. Levántate hoy que duermes, grítale a tu espíritu, levántate, es tiempo de volver con tu arrojo, mirar de frente al enemigo y arrebatarle de una vez por todas tu destino.
Recuerda, no caminas solo…
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