Esa es mi excusa para dejar de escribir, terminar proyectos que algún día comencé, leer libros y hasta hacer ejercicio. Pues soy constantemente “interrumpido”.
Y aunque todos somos interrumpidos de nuestros momentos en que pareciéramos estar más concentrados. Es lo que haces con las interrupciones y la manera que aprovechas los segundos que quizás tienes para desarrollar algo.
En una entrevista con The Edge. El guitarrista de la legendaria banda U2, él cuenta como usa su Smart Phone en medio de interrupciones para no olvidar dónde estaba y regresar fácilmente a ese momento. Él cuenta como usa la aplicación de notas de voz en su teléfono para grabarse a si mismo tarareando alguna parte de guitarra de la canción en la que estaba trabajando, para después cuando tiene tiempo disponible regresa a estas y termina o continua con la música que tenía en mente en ese momento.
Esta entrevista me llamó la atención porque él anticipa que será interrumpido y en lugar de frustrarse al perder su momento de mayor enfoque, planea lo qué hará al respecto.
No es fácil. ¡Pero anticiparse con un plan suena muy buena idea!
Podemos sentir que a menudo el tiempo se nos escapa de las manos y cargar una mochila de culpa en la espalda. Pues no se he logrado mucho. Ahí podríamos apuntar el dedo hacía las personas que fueron parte de estas interrupciones, aunque si somos honestos, estas vendrán si no de ellas, de otras fuentes.
“Lo mejor, si uno lo logra, es dejar de considerar como desagradables todas aquellas interrupciones que llegan como “parte de la vida” o “del diario vivir”. La verdad es por supuesto, que aquello que uno llama interrupciones es precisamente la vida misma — la vida que Dios nos envía día a día.” ― C.S . Lewis, The Collected Works of C.S. Lewis: The Pilgrim’s Regress, Christian Reflections, God in the Dock
Justo al escribir estas líneas estoy siendo “interrumpido” por el más pequeño de mis hijos que despertó llorando de su siesta y lo llevaré a pasear y tomar un tiempo con él.
(Siguiente día) Vuelvo a este escrito. Es interesante como cuando crees haber aprendido algo, vuelves a enfrentarlo una y otra vez, de alguna manera reafirmando contigo mismo eso que aseguras saber. Un recordatorio en humildad que nos dice que seguimos aprendiendo y que esa interrupción es quizás la vida misma a la que Dios desea que prestemos atención.
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