Hace tiempo un amigo me citó para hablarme de esta relación que estaba profundizando con la chica con la que quería casarse. Me dijo, “¿es verdad que se ponen así de neuróticas, gritonas y extremadamente celosas?
Cuántas cosas pasamos desapercibidos por no prestar atención, y cuánto pudiéramos aprender si tan solo escucháramos observando más que solo hablar y aconsejar. Si tan solo buscáramos el bien de los demás, principalmente aquellos que decimos amar, nos daríamos cuenta de tantas heridas por las que ellos están atravesando.
Ahora, nada de esto es natural. Desde niños crecimos demandando primero yo, después yo, al final yo. Podemos habituarnos en cambiar esto y poner a otros antes que a nosotros, pero no es nuestra naturaleza. Es por eso que la persona con mejor reputación y más querida en su día más cansado, responde con tonos y frases que jamás te hubieras imaginado.
¿Qué pasaría si pasáramos más tiempo escuchando, preguntando y empatizando con aquellos que amamos? ¿Qué si midiéramos el éxito de acuerdo a en cuantas vidas estamos invirtiendo, más que cuanto capital hacemos?
Las mejores relaciones son no transacciones.
Cuando una foco de la casa se funde, no cambias la casa. Reparas el foco.
Encontramos hoy en día tantos podcast y libros de superación y de éxito. Mucha motivación para alcanzarlo proviene de un constante deseo de ser aceptado. De alguna manera pensando por dentro ¿Ahora que logre esto, verán de lo que soy capaz? Me aceptaran. Verán mi valor.
En el momento más importante de la carrera, ministerio de Jesús, su Padre le habla diciendo “Este es mi hijo amado, estoy complacido contigo!” Antes de cualquier acto heroico o compasivo, Dios le dijo, estoy más que orgulloso y contento por quién tú eres. Lo que hagas no me hará amarte más o me hará amarte menos.
Mi amigo me platicó asustado… ¿así son todas?
¿Podrías lidiar con un compañero como el que mi amigo describía de por vida? La verdad sí observas esta situación desde los zapatos de alguien acostumbrado a evadir momentos incomodos o pruebas… no podrás. Sin embargo, si observas esos ojos y te preguntas, podría yo vivir sin ella. Si honestamente respondieras que no. Tienes entonces que comprender que ella, como tú, tendrán momentos de gran caos y dolor, pasarán por momentos de mucha incertidumbre, llanto, y auto crítica, donde solo alguien que los ama de verdad, aguantará y permanecerá allí escuchando, creando un ambiente seguro donde ella puede desahogarse y ser restaurada, protegida. No por lo que hace o dice ella, sino por quien ella es. Quien amas.
Permanecer amando en momentos de dificultad es la mayor prueba de amor. Es comunicarle, estaré aquí para ti no importando cómo te sientas. El mejor lugar para un corazón es un espacio seguro donde se le dice, puedes desahogarte conmigo y no pensaré menos de ti. Me duelo con tu dolor y reiré con tus alegrías.
Es permaneciendo allí en momentos así que se prueba lo fuerte de ese amor que se profesó.
La atracción física es increíble y debe ser parte de cada relación, el estar de acuerdo con las metas de vida y la fe, pero la base más fuerte donde debe residir una relación es el amor genuino.
Ese amor que todo lo puede, que no se desvanece, que no deja de ser. Amor como el de 1 Corintios 13…
Y ese amor solo puede darlo alguien que esta constantemente conectado a la fuente más grande de Amor. Dios.
Para ti ¿Qué pasaría si pasáramos más tiempo escuchando, preguntando y empatizando con aquellos que amamos?
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