Es más fácil identificarlo en otros, sin embargo cada día proyectamos lo que llevamos dentro a través de la manera que tratamos a los demás, en cómo manejamos situaciones adversas o respondemos al cambio. Ahí no importa qué excusas demos, nuestras acciones hablan más fuerte.
Hace poco me sucedió algo similar mientras me disponía a prender el carbón para preparar hamburguesas para unos amigos. Viviendo en Taiwan el cocinar algo afuera en la parrilla no es algo que se vea frecuentemente. Observaras a personas quemando dinero afuera de sus casas o establecimientos ofreciéndolo a sus dioses, aventando fuegos artificiales para espantar a los malos espíritus y otras actividades que se hacen a la vista de otros, pero jamás los veras armándose una carnita asada o hamburguesas. Así que, al previamente haber pedido permiso a los guardias del edificio donde vivimos comencé.
Una mujer se acerco al lugar donde tenía la parrilla diciéndome que no podía hacer eso ahí, le expliqué que ya teníamos permiso y que nos habían permitido hacerlo con anterioridad. Me dijo que en Taiwan la gente no cocina afuera y menos en un edificio con tantas personas. Le dije que entendía eso, y que por eso mismo habíamos ya hablado con los guardias y que no entendía qué diferencia tenía cocinar a la parrilla y quemar dinero en papel como he visto que frecuentemente lo hacen en el edificio.
Algunos amigos Taiwaneses habían ya llegado así como las chicas que son parte de nuestro equipo aquí, todos presenciaban esta escena. El asunto no era pelear en quién estaba en lo correcto y quién no, o cancelar todo por la opinión de una sola persona y dejarlo ahí.
Asertividad es defender los derechos de cada uno sin agredir a otros. Esta es una de las habilidades sociales más importantes, el poder mantener tu posición objetivamente, consiente de la perspectiva de la otra persona y sus ideas.
Al final la mujer habló con el guardia en turno, entendió que teníamos permiso y se fue sonriente diciendo que en su país la gente es amable y considerada con los foráneos por eso nos darían esta oportunidad.
Volvimos a seguir prendiendo el carbón cuando uno de los vecinos llego al lugar donde estábamos enojadísimo, no entendíamos nada de lo que decía, pero si su rostro enfurecido. De pronto dijo en inglés “stop!”. Nos comentó que el humo del carbón entraba a su casa y que no era nada saludable estar respirando eso, mi orgullo en ese momento casi arruinaba todo, al explicarle lo que hacíamos estuve a punto de seguir defendiendo mi posición argumentando el por qué ellos si podían queman dinero afuera y demás, una de las chicas del equipo me dijo de lejos con su mirada que no entrara en argumentos con él. El no aceptaría ninguno, estaba enojado. Recordé algo que mi madre no solo me aconsejo sino demostró con su vida en su relación con otros:
La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor. —Proverbios (15:1)
Comencé a ponerme en su lugar y disculparme, después de todo, venimos a este país a servir y representar el buen carácter de Cristo, no ganar argumentos, ni demostrar que estamos en lo correcto. Le dije a mi esposa y a los demás que mejor fuéramos al departamento y ahí cocináramos. Las chicas e invitados me ayudaron a levantar todo y se dirigieron a nuestra casa, fue entonces que me acerqué a este hombre que platicaba con el guardia del edificio y le extendí mis disculpas. Platicamos y me dijo que en este edificio también se molestan con los que queman dinero, pero que cuando les han dicho que no lo hagan se arma un gran problema pues ellos no aceptan que eso no debe hacerse ahí. Me agradeció mi actitud y compartimos nombres y direcciones para seguir en contacto. En mi mente solo agradecía a Dios y a esta chica de mi equipo que me evito de seguir defendiendo mi punto de vista y pelear por estar en lo correcto. Por poco lo arruinaba.
A menudo se nos presentan situaciones que hablarán más fuerte que nuestras opiniones a los que nos observan, seremos confrontados con puntos de vistas contrarios a los nuestros y aún cuando debemos ser asertivos presentando nuestra opinión al respecto es mucho más importante mantener una actitud humilde, entendida, enseñable, que comprende que hay algo más allá que se esta llevando a cabo en ese momento y que somos cartas leídas por todos. Que lo que hacemos dice más que lo que decimos.
Es mejor ser amable, que ser el que esta en lo correcto.
—Anne Lamott
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