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Al otro lado del mundo

Ha sido emocionante mirar atrás y ver cada cosa que ha sucedido, aún aquellas que de pronto al recordar duelen, sé que aún allí Dios ha estado presente. No fui un niño que crecí viajando en aviones, ni ha lugares muy exóticos, de hecho fue hasta hace cuatro años que visite Disneylandia por primera vez con algunos amigos.

A los 21 años me subí a mi primer avión, el cual me llevaría a cruzar todo el Océano Pacifico en un viaje que me hizo crecer tanto. No sabía que esperar, en ese tiempo la guerra parecía inminente de parte de Irak a E.U. y yo estaría cerca de ese lugar. Mi preciosa madre junto con mi tía me despedían en el aeropuerto de la ciudad de Monterrey, ella me bendijo y me recordó que para esto ella me había preparado desde pequeño, para ir a donde Dios me llamará y ser luz en ese lugar. Bucharest, Rumania era el destino de mis siguientes tres meses. Recuerdo la emoción al subirme al segundo avión, enorme, dentro de mi se encendía una chispa, cerré mis ojos diciéndole a Dios que deseaba que ese fuera mi modo de vida, viajar a lugares y mostrarles a otros Su amor.

Así que antes de casarnos platicamos de nuestros anhelos, hablamos de viajar, ir a diferentes lugares alrededor del mundo e invertir nuestras fuerzas en aquello que sería relevante aún después de morir. Por eso el nombre de nuestro blog, por eso aún cuando tenemos nuestra casa en México no queremos invertir en ella tanto que nos sintamos ligados a quedarnos allí, por eso descartamos endeudarnos, si Dios no provee lo tomamos como luz roja y aprendemos a vivir sin eso. De alguna manera todo aquello que sucede es un entrenamiento para lo que Él ha preparado más adelante para quienes hemos escogido creerle.

Escribo esto desde el tren de alta velocidad en Taiwan, yendo a nuestro siguiente destino donde viviremos por 11 meses. Literalmente al otro lado del mundo, lejos de casa, cerca del propósito de Dios para nuestras vidas. Emocionados, estos primeros días despierto a las 3 de la mañana por el Jet Lag y me doy cuenta en donde estoy, mi corazón se llena de agradecimiento por este momento en nuestras vidas.

Mi suegra, quien desde joven ha sido misionera nos pregunto si quizás Dios como esa mamá águila que empuja a sus aguiluchos fuera del nido nos estaba alentando a buscar su voluntad en algún otro lugar. Y así fue, en Abril pasado, 2014, se nos habló de este lugar en Taiwan donde una organización Cristiana con la que hemos servido antes necesitaba una pareja para dirigir y servir junto a un equipo colaborando junto con algunas organizaciones de la sociedad civil para enseñar carácter e inglés en comunidades alrededor del país. Estos pagaban nuestro vuelo, nos daban alojamiento y comida. Dijimos, ¡si!

Hablamos con nuestros jefes, y en junio nos despedimos de nuestros empleos para comenzar a vivir en fe, creyendo que el mismo Dios que nos llamo nos sostendrá. El que ha puesto este anhelo en nosotros nos dará la capacidad para responder a los retos que vengan.

Ha sido emocionante también para amigos y familia que al ver nuestras fotos a través de las redes sociales nos preguntan de cada experiencia y cómo estamos pagando por todo esto, nos reímos asegurándoles que nuestro único ingreso ha venido del cielo, a través de personas que aveces no conocemos quienes se han acercado creyendo en lo que Dios nos ha llamado hacer. Ha sido toda una experiencia de fe. Un amigo que respeto demasiado me dijo, no te preocupes por la siguiente semana o mes, la oración que Jesús enseñó a sus discípulos habla del pan diario, no mensual.

Creo que ya llegamos a nuestro destino, de Taipei, la capital, a este lugar al sur del país a través de este tren express. Mi deseo al escribir estas líneas es que tú también le preguntes a Dios en oración acerca de esos anhelos que Él ha puesto muy dentro de ti; uses los audífonos que cancelan el ruido de temores y excusas económicas que otros o tú mismo pudieran pronunciar y te embarques en esta experiencia de vida de ver a Dios dirigiendo tus pasos, hacía donde El quiera dirigirlos. Y allí, ser relevante.

Gerardo y Cristina Guerra

About Author

Autor del libro y host del Podcast “Más que Saliva". Por 15 años Gerardo ha dedicado su vida a introducir adolescentes a Jesús y ayudarlos a crecer en su fe en México, Rumania, Taiwán y ahora en Puerto Rico sirviendo con la organización global 'Young Life'. Gerardo esta casado con Cristina, y tienen tres hijos, Sawyer, Madison y Elliot de 9 meses. Mexicano de nacimiento, misionero de corazón, siempre buscando lugares de buenos tacos!

7 Comments

  • Stefy
    September 12, 2014 at 4:20 AM

    Hermosas palabras ..que las creó por que Dios siempre tiene planes maravillosos para sus hijos ..yo también quiero viajar como tu y conocer nuevas culturas y se que Dios tiene algo preparado para mi a su tiempo ..bendiciones para unos de los matrimonios mas bonitos que he visto

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    • @geraguerra
      September 12, 2014 at 4:22 AM

      Que linda, muchas gracias por tus palabras y por leernos Stefy! 🙂

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  • César Ramírez Ortiz
    September 12, 2014 at 4:30 AM

    Primo….

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  • Zaray Uribe
    September 12, 2014 at 2:00 PM

    Dios les bendiga, proteja y guíe en todo momento, les bendigo y declaro cielos abiertos sobre ustedes. Dios sin duda honrara su obediencia supliendoles ABSOLUTAMENTE TODO! Hasta los antojos 🙂 un abrazo hasta Taiwán

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  • Charis Sanchez
    September 12, 2014 at 2:34 PM

    Me encanto y me motiva a seguir sirviendo al único digno de toda la gloria.
    Dios los bendiga y siga usando sus vidas al máximo.

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  • edithbriones
    September 13, 2014 at 4:17 PM

    Me encanta leerlos 🙂 son de inspiración , de ver como Dios hace tantas cosas con corazones dispuestos

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  • […] estas líneas desde la sala de nuestro apartamento. Al sur de Taiwan. A lado de la mujer que prometí por siempre amar. Sonrió cada mañana porque aún no puedo creer […]

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