Esta mañana platicaba con Josué, mi amigo de hace años y hermano de mi preciosa esposa. Le comentaba acerca de aquellos días cuando conducíamos un programa de radio y donde el vivir en Monterrey para él no era su mejor historia.
Sentados almorzando recordaba verlo esforzándose en un ambiente que no era el que él deseaba para su futuro, observando alrededor las personas en su vida y ninguna que compartiera esos sueños de pequeño que lo hacían sonreír. Es difícil encontrarte a ti mismo frustrado en un lugar donde no perteneces, la mayoría de la gente tendría una mala cara y comentarios negativos al respecto. Pero no él.
Decidió apoyar a su familia trabajando y colaborando con su papá en ese tiempo de incertidumbre, buscar momentos para seguir escribiendo música, que es lo que amaba, escuchar piezas y seguir creyendo. Su historia no cambio de la noche a la mañana, como suele pasar con grandes historias, fue su determinación constante y contentamiento.
Envió cartas de admisión con piezas de música a varias universidades en Estados Unidos donde deseaba hacer su maestría, las cuales fueron rechazadas, no fue fácil recibir esa respuesta, ni escribir una pieza bien elaborada para cada una, todos factores que pudieron desalentarlo, pero el consejo de su papá fue seguir creyendo, seguir orando.
Al final dos universidades lo aceptaron, su favorita y una de las mejores en el área de música, con un gran conservatorio y prestigio, Cleveland, quien le otorgaba 50% de beca para estudiar. Le recomendaban buscar algún préstamo escolar para pagar el otro 50, a lo cual él contestó que no podía hacer eso, que él creía que si Dios le estaba dirigiendo hacía algún lugar, Él proveería lo necesario, que sus padres eran misioneros y aunque él había ahorrado cierto dinero, esa era una cantidad muy grande. Su carta le llamó la atención al consejo de admisión el cuál le otorgó el 75% de beca y trabajo para pagar lo demás.
Su historia comenzaba a cambiar favorablemente, pero eso no fue todo. Allí conoció a Mary, una pianista francesa dedicada quien también terminaba su maestría. Escuchar las opiniones de ella en el circulo de amigos del que se rodeaba, su amor por la música y Dios fueron características que le fascinaron. Uno de sus maestros más cercanos le aconsejó aplicar para el doctorado en la UCLA, en Los Ángeles, era algo arriesgado, aún más cuando el deseo de Josué era juntar dinero para casarse con Mary y seguir estudiando. Su papá lo animo a encomendar este deseo a Dios y arriesgarse.
De más de 90 admisiones recibidas, sólo 20 fueron seleccionadas y tres aceptadas, uno de ellos, era Josué, quien a la vez fue el único en ganar un premio que pagaría todo su doctorado, su vida allí y la oportunidad de enseñar en esta universidad con paga. Todo cobraba sentido. Aquel tiempo en México, aquella espera, esos sacrificios.
Habló con Mary, con su familia y el pasado diciembre se casaron. Él ahora esta a dos años de terminar su doctorado, viviendo y componiendo piezas con su pianista favorita en Los Ángeles y conociendo un gran número de personalidades en la música.
Esta historia pudo haberse contado diferente, si la comparación con los demás hubiera sido parte de la ecuación. Si el descontentamiento hubiera apagado la música dentro de él. Alguien pudo haberle aconsejado no arriesgarse, no crear expectativas tan grandes. Sin embargo, él no dejo de creer.
Todo cambia cuando te das cuenta que tu historia aún no termina, y que sólo tu determinación y fe marcarán la siguiente estrofa en esta gran pieza. La ovación no llega en el proceso, en la dificultad, ni al sólo contar los sueños, sino cuando aprendes a observar a quien dirige cada instrumento en esta maravillosa orquesta, esta melodía que cuenta tu historia, con esta bella sinfonía y estas inolvidable notas que hacen de esta historia una obra maestra.
2 Comments
Heidi
July 30, 2013 at 4:22 PMwoow!! siempre tuvo fé =)
Maggie Guardiola
July 30, 2013 at 4:31 PMYay! Felicidades a Josue. La Fe es algo que siempre Los mantuvo firmes. Dios siempre concede las peticiones de nuestro corazon. -Magaly Rios-Guardiola