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Amor / Familia / Fe

¿A quién no le gusta escuchar una historia de amor?

Una de mis historias favoritas de amor y romance es la de una joven que creció en un pueblo pequeño de Estados Unidos. Habían literalmente sólo 5,000 personas en este pequeño lugar y todos se dedicaban a ser granjeros o trabajar en las minas. Los sueños mas grandes de los jóvenes eran ir a la universidad y algún día casarse. Pero el corazón de ella deseaba algo más.

Desde los 12 años su papá la había llevado a algunos viajes de misiones a Israel y Haiti, y ella estaba segura de que quería ser misionera. Pasaron los años y a la edad de 24, después de graduarse de la Universidad, escuchó de un lugar en Argentina donde entrenaban a jóvenes para misiones. Juntó dinero y con la bendición de sus padres se fue.

Al otro lado del mundo en un pueblo pequeño en Colombia vivía un muchacho que a sus 24 años de edad comenzó una relación personal con Cristo y desde entonces decidió que por el resto de su vida quería ser pastor y misionero. Escucho de un lugar en Argentina donde entrenaban a los jóvenes para las misiones entonces juntó dinero y con la bendición de sus padres se fue.

El último consejo de su papá antes de partir de Colombia fue, “En este nuevo lugar a donde iras de seguro habrán chicas de todas partes del mundo y de Estados Unidos, pero no me gustaría que te casaras con una Norteamericana. Recuerda a nuestros dos amigos, ambos se casaron con Norteamericanas y los dos terminaron en divorcio, No quiero eso para ti.” El respondió, “No te preocupes papá, te doy mi palabra que no me casaré sin tu bendición completa.” Y se despidió.

Meses después en Argentina, conoció a una chica con cualidades que él deseaba en una esposa. Ella amaba a Dios por sobre todas las cosas, era servicial, y buscaba el bienestar máximo de los demás primero. Le escribió a su papá contándole todo lo que sabia de ella y pidiéndole su consejo, que orara a ver si sentía paz de que ella era la indicada para el.

Pasó el tiempo y llego la respuesta: su papá no sentía paz. “Sigue enfocado haciendo lo que estas haciendo hijo, y olvídate de ella” fue su respuesta. Como él no le había comentado nada a ella, así quedaron las cosas y siguió enfocado en lo que estaba haciendo.

Después de un tiempo este joven otra vez conoció a una chica en las que vio cualidades que deseaba en una esposa. Volvió a escribirle a su papa contándole todo lo que sabia de ella y pidiendo su consejo, que orara a ver si sentía paz de que ella era la indicada para él. Una vez mas regreso la respuesta con una luz roja. “No siento paz hijo, sigue enfocado haciendo lo que estas haciendo y olvídate de ella.” Como aún no le había comentado nada a ella, así se quedaron las cosas y siguió enfocado en lo que estaba haciendo.

Pasó el tiempo y conoció a otra joven en las que vio cualidades que deseaba en una esposa. Le escribió de nuevo a su papa contándole todo lo que sabia de ella, incluyendo que era Norteamericana. Le pidió su consejo y que orara, si sentía paz de que ella era la indicada para él. Llego la respuesta, ¡que si! El sentía paz y aunque no la conocía en persona, le daba luz verde y toda su bendición para comenzar una relación con ella.

Se casaron y tuvieron una boda de ensueño. A los dos años nació su hijo mayor. Dos años más nací yo. Si, esta historia es la hermosa historia de amor de mis padres.

Al pasar el tiempo se enteraron que la primera joven se casó y nunca pudo tener hijos. La segunda joven también se había casado y al año falleció de cáncer.

Si mi papá hubiera dicho como tanto jóvenes hoy en día, “Yo soy el que se va casar, no ellos. Claro que escucho el consejo de mis padres, pero al final yo sufriré las consecuencias y yo seré el que me casaré con ella. Aparte ni la conocen como yo la conozco…” yo no estaría aquí.

Ahora más de 30 años después, no saben lo agradecido que estoy con mi papá porque supo honrar a mi abuelo aún cuando le fue difícil. Aún cuando no entendía. Aún cuando hubiera sido tan fácil seguir su corazón y hacer lo que él sentía.

El matrimonio es muchísimo más grande que sólo una decisión entre dos personas. Son las generaciones de hijos e hijas que serán bendecidos por esa decisión, o las que sufrirán a causa de esto. Las semillas que siembras en tu juventud, en tu soltería, son claves para que tu matrimonio sea algo maravilloso (o algo doloroso) ¡por el resto de tu vida!

No importando la vida que haz vivido hasta el día de hoy, si decides empezar a sembrar bien, Dios bendecirá eso. Ni la distancia, ni las fronteras, ni cualquier obstáculo podrá detener el plan que se diseñó para ti desde que estabas en el vientre de tu madre. Sin embargo, tú tienes la última elección, tomarlo o dejarlo ir. Forzar historias o dejar que el Maestro escriba la tuya, no importando de que lado del mundo estés.

“Camina en su integridad el justo; Sus hijos son dichosos después de él.”

Proverbios 20:7
Rdz_papas

About Author

Cristina esta casada con Gerardo y tiene dos preciosos niños. Sawyer de 4 y Madison de 2. Ha pasado su vida viajando. Ahora lo hace desde la isla del Encanto, Puerto Rico donde se dedica a una de sus pasiones, ayudar adolescentes a conocer a Jesus y ayudarlos a crecer en su fe con la organización internacional "Young Life". Cuando Cristina no esta vendiendo en eBay esta planeando su siguiente viaje desde Taco Bell. Puedes encontrarla en Instagram como: @crodriguez1984

3 Comments

  • Arline
    February 25, 2014 at 8:56 PM

    Wow me encanto ! Que bonita historia!

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  • Hzurisadai
    February 25, 2014 at 9:03 PM

    Relike!!!
    Dios los siga bendiciendo grandemente! 🙂

    Reply
  • dvgaco
    February 26, 2014 at 2:14 AM

    Hermosa bendición ellos y si conoci parte de la familia, son una bendición

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