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Pon tu dinero en lo que dices creer (Put your money where your mouth is)

Es increíble cómo fue que pensamos que ese dinero se había extraviado, buscamos por todos lados y no teníamos idea si quizás lo dejamos en algún lugar o simplemente alguien lo tomó. El punto era que no pudimos comprar los boletos de avión a Haití. No fue nada fácil ver morir esa ilusión.

Deseábamos con todo el corazón visitar ese lugar, invertir nuestras primeras vacaciones largas juntos, en algún país ayudando, pasando tiempo con niños huérfanos y sentir nuestras vidas producir algo bueno en otros. Más, no se pudo, no supimos que pasó con ese dinero y por lo tanto, no compramos los boletos.

Hoy, después de un mes y medio, mi esposa me mensajeo diciéndome que había encontrado el sobre con el dinero, y que había estado en un lugar muy fácil de encontrar… ¿cómo fue que no lo vimos? En verdad que buscamos exhaustivamente por todos lados… es imposible…

Hace algunos años los dos tomamos un seminario respecto a cómo manejar efectivamente nuestras finanzas, cómo evitar deudas y vivir dentro de nuestro presupuesto, cómo dejarle a Dios el control total de nuestros ingresos. Esta es una conferencia fascinante que da el Instituto de Principios Básicos de la Vida, la cual nos emocionó y reto a realmente vivir así, confiándole a Dios nuestras finanzas, esperando que Él proveyera aún cuando ya tuviéramos el dinero para cierto proyecto, y pidiéndole dirección en cómo utilizar cada cantidad que llegará a nuestras manos. En esta ocasión, esto fue probado.

Es emocionante planear previamente ciertas cosas que sabes que harán toda la diferencia en tu matrimonio, como esta, en el área del dinero, sin embargo, cada una de esas ideas y planes, en cualquiera que sea el área, serán confrontados con situaciones difíciles, momentos que revelarán si realmente crees lo que dices creer o solamente te gusta la idea, pero no estas dispuesto a comprometerte.

Antes de casarnos estuvimos leyendo algunos libros claves en cuanto a la vida en pareja. Platicamos acerca de lo triste que es ver ahora matrimonios fracturados, separados, los cuales pudieron haber planeado de antemano cómo responderían al enfrentar una situación incomoda o difícil y de esa manera protegerse del fracaso.

Llegará un momento en que te encuentres vulnerable y allí deberás tener un plan de contingencia.

Planeamos cómo responderíamos si llegáramos a encontrarnos a solas con alguna persona del sexo opuesto, qué haríamos si se presentará una gran oportunidad, pero nuestro cónyuge nuestra presente para darnos su opinión al respecto, qué haríamos si nos encontráramos en una necesidad económica y se nos ofreciera un préstamo, etc. Cada una de estas cosas, en estos primeros meses de casados, han sido probadas. A veces ha sido difícil y en algunas ocasiones hemos querido hacer lo que todo el mundo haría, pero hemos decidido caminar juntos en compromisos que mantendrán nuestro lazo fuerte, unido.

De solteros cada quien podía hacer lo que bien le parecía, pero ya casados tienes que pensar en cómo tus decisiones afectarán a la otra persona, cómo beneficiará la relación en los próximos años y cómo ayudará eso a estar más unidos.

Fue triste perder ese viaje a Haití, ha sido triste no tener el flujo económico que nos gustaría en nuestros primeros meses de casados, sin embargo Dios sigue escribiendo nuestra historia de amor y guía por medio de las finanzas.

Ha sido mucho más emocionante ver como cada una de nuestras necesidades se van supliendo y como nuestra casa se ha llenado de historias a contar, en cómo fue que esto o aquello llego a nuestras manos y Dios proveyó.

Esto se trata en si confías en que Él proveerá o te las arreglaras tu solo. Si realmente dedicaste a Dios tu matrimonio en ese altar, demuéstrale que puedes confiar en Él en cualquier situación. Demuéstrale que eres lo que dices ser y que estas listo para creerle y cuidar de lo más valioso que Él te ha dado, tu cónyuge.

About Author

Autor del libro y host del Podcast “Más que Saliva". Por 15 años Gerardo ha dedicado su vida a introducir adolescentes a Jesús y ayudarlos a crecer en su fe en México, Rumania, Taiwán y ahora en Puerto Rico sirviendo con la organización global 'Young Life'. Gerardo esta casado con Cristina, y tienen tres hijos, Sawyer, Madison y Elliot de 9 meses. Mexicano de nacimiento, misionero de corazón, siempre buscando lugares de buenos tacos!

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