Menu
Causa / Dios / Espiritual / Historias / Mujeres / Prueba / Vida

Animalitos ya tienen hogar, ahora son niños que llenan las calles

Ultimamente estoy viendo tantos amigos en las redes sociales promover la adopción de mascotas en lugar de comprarlas. Es el tema del que se platica en la mesa cuando mencionas que deseas un animalito. Antes de tener a nuestro Yorky todo mundo nos animaba a optar por esto. Es impresionante ver la nueva consciencia de muchos en cuanto a darle un hogar a estas mascotas que alguien despreció o ya no pudo cuidar enviándolas a la calle.

La obsesión de rescatar a estos animalitos es algo que ninguna otra generación atendió, era muy triste ver perros atropellados, gatos enfermos o todos flacos por la falta de alimento deambulando por las calles. El desprecio de las personas que los veían pasar por su establecimiento y su rudeza para ahuyentarlos era común. Me alegra ver ahora grupos en Facebook, iniciativas del gobierno, movimientos en radio y tv dedicados a ayudar y erradicar esto.

¡Ha sido excelente! Hemos unido nuestras fuerzas y vimos algo que dolía, hicimos algo al respecto, nos comprometimos y ayudamos, ahora muchas mascotas tienen un hogar… y son niños y niñas los que ahora deambulan por las calles.

No quiero ser aguafiestas, pero darle un hogar a un niño o una niña quienes sus padres despreciaron, tuvieron una situación de abuso o simplemente no pudieron tener en casa no solamente ha pasado a segundo termino. De esto ya ni se habla, sino solamente cuando es Navidad y se quiere mostrar algo de corazón, se junta ropa, juguetes, dinero y se les da a montones. Se toman una foto con los chiquitos, se les pregunta el nombre para agregarlo a la foto de Instagram y se les olvida.

Son personitas que aún llenan los orfanatos de nuestro país, lo veo de cerca y eso sigue sin resolverse o promoverse. Es más fácil rescatar a un perro que a un niño que sufrió maltrato. El compromiso al rescatar perritos no es tan grande como el de cuidar de un chiquito y si les tomamos fotos, tendremos más Likes en facebook que si optamos por ayudar a una niña o niño abandonado.

Hace unos meses un niño de 15 años, como los que me ha tocado conocer por nombre, subió al podium de una iglesia en Florida con permiso del ministro, mostró sus calificaciones, dinero ahorrado para su manutención y una petición. Quería una familia. Había pasado por varias parejas que al llegar al orfanato escogían a los más pequeños. Así que Davion, como es su nombre, fue creciendo y quedando relegado. No había opción para que alguien lo considerará. Por eso, en ese anhelo tan grande de cada niño huérfano, hizo un llamado en esa iglesia para preguntar si alguna familia pudiera adoptarlo. Presentó su historia y como un tina de agua helada despertó la consciencia de tantas familias que lo oyeron y desearon adoptarlo. Su noticia tuvo miles de visitas en YouTube, sensibilizó a muchos quienes se movieron a hacer algo. Adoptar o ser familias de acogimiento.

Escribo esto pues durante 10 años he estado colaborando y apoyando casas hogares y orfanatos, donde he conocido personitas tan especiales, tan únicas. He escuchado su  historia y anhelo de tener una familia, de sentirse parte de un grupo, de llegar a casa y sentarse a la mesa de un hogar donde es parte.

“No deis sólo lo superfluo, dad vuestro corazón.”

Madre Teresa De Calcuta

El pasado Noviembre celebrando ‘Acción de Gracias’ con varios de estos orfanatos aquí en Monterrey me acerqué a preguntarle a una de las encargadas de una casa de niños cómo iban ellos, qué ocupaban. Me respondió seria y con su cara cansada: No ocupamos más dinero, ni ropa, ni juguetes, ocupamos manos. Personas que puedan pasar siquiera unos minutos leyéndoles, jugando con ellos, enseñándoles un oficio o solamente escuchándolos. No nos damos abasto y estos niños ya no necesitan visitas o juguetes cada día del niño o cada Navidad. Necesitan un corazón que les diga que ellos son importantes, que están allí para escucharlos y pasar algo de tiempo a su lado.

Es tiempo de dejar de apuntar el dedo a quienes no hacen algo, es tiempo de ver nuestras manos, organizar nuestro tiempo y hacer algo que trascienda en la vida de otra persona. Quizás una que no pueda regresarte intereses económicamente. Sino alguien que pueda recordarte por nombre, pensando en todos esos momentos que invertiste en platicas, consejos y juegos. Quizás allí, dando de ti, podrás recibir más de lo que nunca pensaste. Quizás ese es el lugar donde Dios quiere que pases tus tardes, tus sábados, tus días de asueto. Donde esta su corazón.

Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.

Jesús (Mateo 25:35-40)

Cada uno puede involucrarse con alguna casa hogar u orfanato en su ciudad, te recomiendo que te des una vuelta por alguno de estos lugares, veas si pudieras siquiera colaborar una hora a la semana y si es así, hacerlo. Frecuentemente son sólo brazos para cargar bebitos, manos para ayudarlos con su tarea, talento dispuesto a enseñarles algo. No lo dudes.

Si estas en Monterrey o el área metropolitana te recomiendo algunos de los lugares que conozco personalmente y donde he servido:

Además déjame recomendarte un gran libro de la directora de Back2Back que ha luchado tanto por niños huérfanos en México, su historia es increíble: Kisses from Katie

About Author

Autor del libro y host del Podcast “Más que Saliva". Por 15 años Gerardo ha dedicado su vida a introducir adolescentes a Jesús y ayudarlos a crecer en su fe en México, Rumania, Taiwán y ahora en Puerto Rico sirviendo con la organización global 'Young Life'. Gerardo esta casado con Cristina, y tienen tres hijos, Sawyer, Madison y Elliot de 9 meses. Mexicano de nacimiento, misionero de corazón, siempre buscando lugares de buenos tacos!

1 Comment

  • Sac
    June 18, 2014 at 5:51 AM

    Gracias, que buena lectura. La conciencia que le falta a esta ciudad y a su gente debe ser en general no específica a animales o persona, una persona bondadosa es bondadosa con todos y con todo, no es selectiva.

    Reply

Leave a Reply